Okane o subete sekai e chikara 41 – Si algo puede salir mal, saldrá mal

Okane Cover

Capítulo 41

Si algo puede salir mal, saldrá mal

 

Algunos miembros clave de la resistencia discutían un asunto de apremiante importancia, reunidos en la casa que hasta ayer era ocupada por Selia.

«Mi conclusión es que no están relacionados».

Todos los presentes consideraron el significado de las palabras dichas por su compañero Sallo, el lector de personas. Un joven escuálido de tez pálida y cabello castaño con un tono anaranjado.

«Respaldo la opinión de Sallo. Por lo que sabemos de él, se ha mostrado increíblemente generoso con sus seguidores, además ha pasado bastante tiempo tratando con los comerciantes callejeros desde que está en la ciudad, no parece mala persona. Lo más sospechoso es que fuera visto salir de la <Casa Roja> un día antes de venir aquí, pero desde entonces no ha entrado en contacto con ningún oficial de la ciudad».

El primero en hablar tras meditar la situación fue Laru, cuyas facciones eran poco distinguibles entre la suciedad que cubría su rostro. Si bien su cara no era algo para recordar, su voz si lo era, pues transmitía una sensación de calma y aliento, que inspiraba confianza en quien lo escuchara.

«¿Entonces seguimos con el plan?»

Quién cuestionó a los otros dos sobre lo que debían hacer, poseía la figura más corpulenta del lugar, claramente distinto de los demás. El hombre era Molak, un ex-caballero del reino de Jagheb que se retiró prematuramente y ahora formaba parte de la resistencia en Garush. Aunque todos lo veían como una figura paterna, o quizás como un abuelo, estaba lejos de estar en mala condición física.

«No podemos echarnos para atrás ahora. Ruthen, espero que estés listo, esta noche debes cumplir con éxito tu misión, el plan depende de ello… La ciudad depende de ello».

«…»

«No estés nervioso, se que harás lo correcto cuando llegue el momento».

A pesar de que la intención de Laru fue recordarle la importancia de su papel. La duda no abandonaba la mente de Ruthen, percatándose de ello, Molak poso su mano en el hombro del joven y con una leve sonrisa le transmitió palabras de aliento.

Para que el plan tuviera éxito, la resistencia había mantenido una fuerte vigilancia sobre los soldados de Iren, así como en los oficiales de justicia y la <Casa Roja> dónde residía el señor de la ciudad. Los movimientos de los soldados, así como las áreas que estos inspeccionaban fueron cuidadosamente estudiados, de esta forma podían predecir con cierto grado de exactitud que soldados irían a que lugares en determinado momento.

La misión de Ruthen era completamente fundamental. Debía asegurarse de envenenar las bebidas de los soldados que al día siguiente asistirían al lugar donde podrían ser asesinados fácilmente. Esto era de vital importancia, ya que si los soldados estuvieran en perfectas condiciones, no habría certeza de que se pudiera acabar con todos allí antes de ser descubiertos.

«Lamento causarles problemas, cumpliré con mi misión».

«Eso esperamos, eres el mejor para las misiones sigilosas, por eso te elegimos».

«…»

Una vez que Ruthen y Molak abandonaron el lugar, Laru pidió a los guardias que les siguieran desde las sombras para evitar que algo interfiriera con sus planes. No podían enviar a tantos hacia el bar donde estaban los soldados, pero por lo menos podían escoltarlos hasta allí.

Una vez que estuvieron los dos a solas, los organizadores de este plan intercambiaron las palabras que no querían que fueran escuchadas por sus miembros más inocentes.

«No estoy seguro de que lo haga. La duda se veía en todo su rostro».

«Lo noté. Considerando su elección de palabras, Molak también. No necesito ser un lector de rostros para verlo».

«No te preocupes, ya tomé precauciones. Si Ruthen no envenena a los soldados, el cantinero lo hará. Es uno de los ciudadanos que nos apoya desde hace un tiempo, mi opinión es que no dudará en hacerlo».

«Hah… Si fuera cualquier otra misión, nunca involucraría a un ciudadano inocente en algo así, pero debemos asegurarnos de llevar a cabo esto sin fallar… Sin importar el precio».

 

◆◇◆◇

 

En un modesto pero pulcro bar al borde de la zona comercial de la ciudad, los seis soldados de Iren asignados a buscar en el área se encontraban bebiendo plácidamente, sin sospechar que eran observados por alguien más que los dos oficiales de justicia que Garonte había asignado.

Es porque sabían que los vigilaban, que sus agudos instintos no los alertaron de un tercer hombre, o mejor dicho, un joven quien estudiaba sus movimientos, en busca de una oportunidad para sentenciar sus destinos.

«Oye, escucha lo que me dijo Roland. Al parecer Jemur de la sexta estuvo a punto de perder su brazo debido a su combate contra el guerrero de Saladdi».

«¡OH! si mal no recuerdo, el campeón de Saladdi era Apoc, un hombre que llevaba 10 años como uno de los 32 guerreros. Sin duda era un guerrero formidable».

«¡Espera! ¡Espera! Yo había oído que su brazo izquierdo fue atravesado justo a la altura del codo».

«Y no te equivocas, pero no fue separado de su cuerpo, por lo que pudo recibir tratamiento para salvarlo. Si hubiera sido desmembrado, ni siquiera los sacerdotes de Ashma hubieran podido hacer algo».

«Jemur de la sexta, que bueno debe ser… Ser un Acme bajo el mando del general demonio».

«Ni sueñes, tu ni siquiera pudiste terminar tus años de cadete. Los soldados Acme son el orgullo de Iren. Ni entrenando 30 años sin parar serías uno de ellos».

«Pero sí llevo 30 años entrenando, si contamos mis años como soldado».

«Y aun así no eres un Acme. ¿Ves que tengo razón?»

«No molestes. Por decreto del Fundador, cualquiera que supere la prueba del Acme será considerado un soldado Acme, sin importar su pasado, incluso nosotros lo seríamos».

«¿Y se supone que tú vas a pasar la prueba del Acme? ¡Ya me hacía falta reír! ¡Jajaja!»

«Puedo hacerlo, tal vez no haya pasado las pruebas de cadete, pero con mis años de entrenamiento y experiencia como soldado, estoy seguro de que podría hacerlo ahora».

El peso de la misión había hecho mella en la determinación de Ruthen, quien desde el principio había tenido dudas respecto al plan. Para empezar no le gustaba la idea de hacer nada que involucrara a Iren, hace años había sido traumado cuando su ciudad natal fue arrasada en solo una mañana y a duras penas había sobrevivido bajo los escombros de su casa, la cual finalmente acabó derrumbándose cuando una parte de la puerta de la ciudad de repente cayó sobre esta.

Ahora sus dudas solo aumentaban. Los soldados a los que debía envenenar, esos hombres no eran como su imagen de los soldados de Iren. Eran diferentes de los demonios rojos que llevaron la ruina a su hogar. Estos eran humanos, personas con emociones, podían burlarse de sus amigos entre risas, podían sentir arrepentimientos por sus fracasos del pasado, incluso podían soñar.

No podía hacerlo. Sencillamente no podía convertirse en un asesino y sentenciar a muerte a esos hombres que bebían mientras conversaban alegremente. No tenía suficiente sangre fría.

Este era un dilema, si no cumplía, eso significaría poner en riesgo todo en lo que trabajó la resistencia. Quizá nunca volverían a tener la oportunidad de liberar a Garush de la opresión. Aunque esta no era su ciudad natal, la resistencia era su familia, y con el tiempo había comenzado a sentir por la ciudad lo mismo que sentían sus hermanos de la resistencia.

«Jeh, de acuerdo, está bien. Supongamos que puedes pasar la prueba. ¿Quién te daría el permiso de realizarla?»

«¿No has oído? Al parecer, el general en serio está interesado en eso que buscamos. Escuché que incluso partió de inmediato cuando encontraron una pista en una ciudad más al norte. Estoy seguro de que recompensará generosamente a quien sea que lo encuentre. Si logro hacerlo, pediré que me deje hacer la prueba del Acme».

«¿Estás seguro de eso? El general hace poco que consiguió la libertad de salir de Iren por su cuenta. Me cuesta creer que lo primero que fuera a hacer sea visitar una insignificante ciudad de las afueras».

«Lo que dice es verdad. ¿Recuerdas que Roland estaba presente cuando el mensajero transmitía las noticias al sargento? Él me lo contó. Tan pronto como Jemur de la sexta ganó su combate de representantes, el general partió hacia Kashmir. Por como lo dijo, estaba realmente apresurado por comprobar la pista sobre ese objeto».

«Vaya, ¿incluso aunque fuera solo una pista? Si está tan interesado, seguro que va directo hacia cualquier lugar donde ocurra algo sospechoso. Oye, más vale que no des ningún informe sin que antes lo confirmemos con el sargento. No quiero ni imaginar qué pasaría si luego de viajar con tanta prisa, lo que se encuentra no es más que una decepción».

«…Sabes, creo que es la primera vez en mi vida que entiendo lo que son los escalofríos».

«¿Eh?»

Las palabras de ese soldado le habían llegado profundo a Ruthen. Tanto que del impacto no había podido mantener cerrada su boca. Afortunadamente, nadie había escuchado el leve sonido de desconcierto y temor que escapó de su boca.

La mano en su bolsillo, con la que sostenía envuelto el veneno, le temblaba descontroladamente.

¿Qué podría pensar el general si de repente recibía el informe de que algunos de sus soldados, que estaban en una ciudad en busca de ese tan valioso objeto, habían sido asesinados misteriosamente?

¿Eliminar a los gobernantes de la ciudad?

¡VAYA RIDICULEZ!

Tendrían suerte si de la ciudad quedaran las cenizas.

Tratando de no ser descubierto, Ruthen abandonó el lugar discretamente. Una vez afuera se apresuro a informar lo que escuchó. Era un suicidio, si antes era arriesgado, ahora era cortejar a la muerte, el plan debía ser abandonado, debían pensar en otra cosa.

Dentro de todo el temor y desesperación que le provocaban sus recuerdos del día que el general demonio llegó a sus puertas, sintió alivio. Sus dudas, su corazón bondadoso que le había causado tanto dolor al confrontar esta misión, había salvado a la ciudad al impedirle asesinar a los soldados de Iren.

«Vaya, parecen muy animados esta noche».

«Puedes apostarlo cantinero, traeré la gloria a mí y a mi familia, se los digo, tengo un buen presentimiento, mañana será el día en que me ganaré el derecho a probarme a mí mismo».

«Oh, esa es una actitud positiva. Está ronda la invita la casa. Después de todo, desde que vienen a este bar, nadie se ha atrevido a causar problemas».

«¡Qué generoso! Sabes, a pesar de que no tengamos conflictos con los poblados de las afueras, me alegra haber venido aquí. Tal vez no entienda como viven sin entrenar y combatir, pero son buenas personas».

Y con una sonrisa, el soldado empinó la jarra en su boca y bebió alegremente, algo que sus compañeros imitaron. Jamás paso por su mente que un ciudadano extranjero tuviera el valor de envenenar a soldados de Iren.

 

 

◆◇◆◇

 

«Una decepción…»

Frías palabras dejaron los labios de aquel cuya silueta caminaba entre soldados que se postraban ante él.

Incluso si no fueran soldados a sus órdenes, igualmente se pondrían de rodillas, pues acababan de presenciar una vez más lo que significa el poder.

«¿Llegaron los informes? ¿Hay noticias de algún descubrimiento en otro lugar?»

«Señor, de momento no, señor».

«… ¿Cuál es la ciudad más cercana que está bajo investigación?»

«Señor, esa sería Garush, se encuentra más al sureste. Si no me equivoco, estaba en la dirección contraria cuando cruzamos la primera encrucijada camino aquí, señor».

«Estoy algo irritado con este inútil viaje. Muy bien, pasaremos por ese lugar a nuestro regreso».

«¡Señor, como ordene el general, señor!».

Mientras el general caminaba alejándose del soldado, este observó una vez más aquel lugar. Un terreno baldío que se extendía por kilómetros, y pensar que, a su llegada, dicho lugar aún era una ciudad.

 

Nota del autor: Seré directo, Tengo la sensación de que solo 2 personas saben que hay una pagina de facebook de okane, se siente el silencio. Se acuerdan de comentar cuando no publico por un mes o dos :v

 

<-Capítulo 40TOC Capítulo 42->

7 comentarios en “Okane o subete sekai e chikara 41 – Si algo puede salir mal, saldrá mal

Deja un comentario